El «Efecto Raña»: Luces y (posibles) sombras

El pasado 1 de mayo, Iván Raña (Ordes, 1979) tomó una decisión que causaría gran revuelo; y no solo gran revuelo en la propia competición que se encontraba disputando – Copa de Europa de Triatlón, en Madrid-, sino también en Redes Sociales, foros especializados en atletismo, medios de comunicación generalistas y, en definitiva, en casi cualquier ámbito.

Y es que es raro ver un atleta de élite (élite entre la élite, como en el caso del coruñés, triple campeón mundial y doble diploma olímpico de triatlón) correr…descalzo.
Tan raro resulta debido a que a nivel estrictamente profesional, los atletas-por lo general- compiten sujetos, en determinados aspectos, a las normas de sus patrocinadores, del sustento económico, del márketing. No obstante, y aunque el caso del triatlón no resulta tan deslumbrante como, por ejemplo, el del fútbol, los deportistas punteros se convirtieron hace tiempo (y cada vez más) en un fantástico escaparate dinámico sobre el que estampar logos, colores, firmas. Quizá por ello el gesto de Iván Raña tenga especial valor y especial repercusión.

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Imagen: triatlonchannel.com
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Imagen: triatlonnoticias.com

Valores comerciales al margen, es cierto que la imagen del corredor descalzo no se prodiga en la élite. Tampoco en el running o triatlón amateur, claro, aunque cada vez el goteo de corredores que deciden lanzarse al asfalto con lo mínimo en sus pies, o absolutamente nada, es mayor. Y aunque una flor no hace primavera, como reza el dicho, la imagen de uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos “representando”, en cierto modo, la corriente del descalcismo es muy potente.

La realidad, por tanto, es que Raña, sin buscarlo, ha lanzado un gran y sencillo mensaje: se puede. Se puede competir descalzo. Se puede correr realmente rápido sin necesidad de cámaras de aire, geles, controles de movimiento o estrambóticas estrategias pseudocientíficas que impregnan las zapatillas de correr de supuestos efectos casi milagrosos en cuanto a la prevención de lesiones y el rendimiento deportivo. Con trabajo, adaptación, asesoramiento y entrenamiento, es una opción factible, asequible y al alcance de prácticamente cualquier persona que se lo proponga. Las luces, que decíamos.

Imagen: Marca.com
Imagen: Marca.com

¿Dónde están, o estarán, por tanto, las sombras? En el futuro inmediato. En el temor previsible de lo que puede acontecer entre multitud de corredores y triatletas en los próximos días o semanas. Y es que si en algo tiene el ser humano experiencia es en hacer auténticas barbaridades sin reflexionar ni un solo segundo. Sin pensar en las consecuencias. Me refiero, claro, a que es posible (¿probable?) que nos encontremos, de repente, con un buen puñado de triatletas que decidan de la noche a la mañana hacer el tramo de carrera a pie sin zapatillas. A pelo. Puro barefoot style. “Como Iván Raña”, dirán, orgullosos. Muchos de ellos –la mayoría, me temo- se arrepentirán antes incluso de llegar a meta. Heridas de todo tipo, tríceps sural dolorido, tendón de Aquiles a punto de estallar, quizá alguna fractura por estrés en algún dedo del pie. Ése, me temo, será el balance progresivo que iremos viendo. Y no será lo peor. Lo peor vendrá después, cuando inunden Internet de airadas palabras en contra de una práctica que considerarán “salvaje”, “peligrosa” o “reservada para locos”. Varios artículos firmados por comerciales de marcas deportivas, traumatólogos o podólogos de todo tipo confirmarán que correr descalzo está reservado a lunáticos sin ningún tipo de consideración para con sus pies, claro. Y vuelta a las ASICS, Hoka, Mizuno o cualquier otra zapatilla con 5 centímetros de caucho en el talón. Matar al cartero, en definitiva.

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Imagen: eleconomista.es

Confieso que, como profesional de la salud que lleva años divulgando acerca del barefoot/minimal running y ayudando a pacientes a resolver sus dolencias relacionadas con la carrera a pie, el gesto de Iván Raña me emocionó mucho. Esa emoción persiste, aunque convive con el pavor aquí expuesto.

Veremos qué nos depara el “Efecto Raña”. Que Bikila nos pille confesados.

7 pensamientos

  1. Gran análisis. Y es que cuando un corredor popular recibe información sobre barefoot, su sentido común, impactado por miles y miles de millones en publicidad de zapatillas amortiguadas nada científicas, rápidamente, cómo último recurso, saca a colación que los profesionales no corren así «porque la amortiguación les aumenta el rendimiento».

    No obstante, no creo que vaya a producirse ese cambio de mentalidad en los triatletas. El ser humano es reacio al cambio, y las grandes marcas deportivas se han encargado de moldear nuestra lógica y alejarlas del empirismo más científico. La mayoría siempre verá a Iván Raña como un verso suelto, una excepción. Y recurrirán a teorías genéticas, en el fondo, racistas.

    Todavía recuerdo cuando Arturo Casado se puso a correr descalzo con un proceso de adaptación insuficiente. Y se lesionó. Todavía hoy los religiosos del calzado con airbag lo sacan a colación.

    Lo que más rabia me da es que los profesionales de la salud dejen de lado la ciencia. REvidentemente no es tu caso, Dani. Tampoco el de Víctor Hidalgo. Ni el de otros pocos. Pero al menos el discurso va cambiando. Ahora dicen que demasiada amortiguación y demasiado drop son ‘malos’, pero que no llevar nada también. Bueno. Al menos ya sólo les falta la mitad del camino por recorrer para llegar a lo científico.

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    1. No puedo estar más de acuerdo, especialmente con el «caso Arturo Casado». Tremendo. Sin embargo, en el fondo quiero ser algo optimista y creer que, quizá, se haya encendido una pequeña chispa que llegue a calar, aunque sea un poquito. 🙂

      ¡Gracias por tu comentario y saludos!

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  2. Pues si Daniel, el efecto espectacular de correr descalzo tiene mucho peligro, sobre todo para los más ansiosos. Ya con toda la información habida y por haber es difícil retener ese ímpetu por saltarse toda lógica progresión, cuanto ni más sin ella. Por eso la palabra transición debería ser obligatoria ponérsela en los pies una vez se desnudan, para no olvidarla ni un solo momento. Enhorabuena por el lúcido artículo.

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    1. En ese sentido, me encantó tu primer libro, ya que es toda una declaración de paciencia, perseverancia y también ilusión ante el cambio. Esperemos que la mayoría, al menos, de los que se lancen al descalcismo, lo hagan sobre la base de la información y la cautela.

      ¡Saludos!

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  3. Un buen artículo desde el conocimiento de este mundillo. Esperemos que con toda la información que hay hoy en día sobre lo de correr descalzo los que se quieran iniciar en esto lo hagan con cabeza…
    Saludos!

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